Cuenta la historia que en un pequeño restaurante llamado El Moderno, ubicado en Piedras Negras Coahuila, llegaron varias mujeres esposas de militares estadounidenses justo a la hora de cierre de dicho restaurante. Como ya no contaban con servicio de cocina, fue entonces que el jefe de meseros, Ignacio Anaya, les preparó ingeniosamente un platillo con lo poco que tenía disponible, tortillas fritas en forma de triángulo y queso. Puso en un plato las tortillas, agregó el queso encima, le agregó unas rajitas de chile jalapeño y lo metió todo al horno.
El resultado gustó tanto, que aquellas señoras quedaron asombradas de tan delicioso sabor, y fue entonces que una de ellas preguntó: “¿Cómo se llama?” refiriéndose a el platillo, y sarcásticamente el mesero contestó: “Nacho”. Fue así como esta deliciosa botana surgió.
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